Salvo en raras ocasiones, como recientemente al escuchar a Ángel de Álora o a Juan Cantero, mi corazón ya no late aceleradamente por nada de lo que se toca o se canta en el flamenco de hoy.
Ayer en el Auditorio Nacional de Música, Juan Manuel Cañizares realizó un recital de guitarra más que digno, pero el corazón de la Porverita estaba en otro lugar -escuchando en su cabeza el violín de Pepe Molina, de Paco Porras o de Salvador Padilla.
La guitarra flamenca de hoy tiene ejecutantes portentosos -rápidos y precisos que no se equivocan nunca- pero yo no encuentro en ellos el alma y el espíritu de los maestros de ayer. Las variaciones y creaciones sobre los estilos flamencos son tan "nuevas" que no reconozco ni el palo en el que éstas se inspiran. Ayer tarde, salvo una pequeña sacudida en los tangos y las alegrías, la emoción no se presentó en ningún momento.
Esto viene a cuento de que hay amigos y seguidores del Barrio de la Triniá que me envían mensajes de preocupación o ánimo -Juana, Pedro, Paco o Lourdes- pero no tienen de que preocuparse: la Porverita está asomada a otra ventana y a otro mundo de emociones muy fuerte: la Fiesta de Verdiales malagueña.
Hago lo que puedo por mantener el cariño y la fidelidad a este "matrimonio" con el flamenco, que tanto placer y emoción me ha proporcionado: no me voy a ir de este "Barrio de la Triniá", pero desde él, miro y contemplo con estupor un folklore antiguo y residual, tan vivo o más que el flamenco, que se recrea y regenera constantemente en los pueblos y barrios de Málaga capital, recogiendo -sin saberlo- la herencia de un ritual festero que se ha ido transmitiendo, de cultura en cultura mediterránea, desde la antigüedad más remota hasta los jóvenes malagueños de hoy; sin percatarse de nada, todos los 28 de diciembre -jóvenes y viejos- se cubren las cabezas con sus sombreros de lazos, enganchan sus instrumentos milenarios -platillos y pandero- y se lanzan a la calle a celebrar... la inauguración del ciclo solar.
El corazón de La Porverita late en... la Fiesta del Sol, y con cosas como esta:
domingo, 16 de mayo de 2010
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6 comentarios:
Tu vista, tu corazón, tus sentimientos, ... se asoman a otra bella ventana. Me pasa casi lo mismo; por eso no hago más que bucear en la antiguo. ¡Ese sonido a cuardas de tripa de las guitarras antiguas sin tanto trémolo ni tanta figura virtuosa...!
Saludos flamencos
¡Qué razón tienes, maestro! ¡Y qué bien lo dices!
Pues... a sumergirnos en lo antiguo.
Por cierto, Extremadura tiene también un folklore estupendo.
Me acomodo a tu sentir. ¿Guitarristas? La tira. Pero ahí está la oveja (en otros lugares, la madre del cordero): la emoción. Hace años asistía de vez en cuando al Pozo del Tío Raimundo a los conciertos organizados por la Peña El Duende. Allí había intimismo y alma del bueno. Cada vez me gusta más el flamenco si es en pequeños espacios. A diferencia de ti y Pedro, no he mamado lo antiguo pero lo valoro de manera excepcional. Y de lo mederno aprecio mucho, pero hago buena criba. Cañizares me gustaba más cuando estaba de gira con Paco de Lucía. Es muy buen concertista.
Y respecto a las guitarras de los verdiales que te voy a decir: ¡si parecen mástiles! Las banderas van por delante.
Un beso, Mila.
Estas, como se dice por aquí abajo, "enfiesta"
No te cansas de oír fiesta de verdiales y mientras mas escuchas, mas quieres, es así, ese es el estado en el que te encuentras, tú y mucho de nosotros.
Te cuento, Mirian es una chica que canta en nuestra panda, ella los verdiales, no había oído hablar de ellos, al principio se metió en la panda por inercia, y ahora...... esta encadenada a ella.
EL otro día me comentaba "Juani, mientras mas escucho verdiales, mas me gustan, no me cansan", al parecer esta todo el día escuchando fiesta.
Creo que no estas asomada a ninguna ventana, estas abajo en el patio con los demás fiesteros echando una lucha de fiesta.
Saludos fiestera "enfiesta"
¡Y que lo digas!. No es mi fuerte el folclore extremeño y ahora, aquí en Cáceres, un magnífico grupo "El Redoble" anda en estado de aletargamiento aunque no me sé las razones... ¡politicas!, casi seguro.
Saludos flamencos
Buscar la belleza en el virtuosismo, en la complicación de elementos es tan natural como hacerlo en la simpleza de las notas en equilibro como pulsasciones internas del corazón, la clave está en trasmitir sensaciones y los dos caminos son transitables. Noto cierto tono de pesimismo, a mi me pasa a veces pero creo que tenemos un prometedor futuro flamenco así que ánimo y a seguir disfrutando
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