Un blog es lo más parecido a un diario personal, un cuaderno de bitácora o una columna de opinión de un periódico, con la diferencia de que el bloggero escribe por afición y no por dinero.
Así que las opiniones que uno encuentra en los blogs hay que tratarlas con pinzas: opiniones independientes, en ocasiones descabelladas y no remuneradas, pero nunca crítica especializada, y como tales hay que tomarlas.
En el Barrio, mi único compromiso es con mi propia forma de sentir y vivir la música y el flamenco, que es mi mayor afición, y que gracias a Dios, no es mi profesión. Por eso me oculto detrás de un pseudónimo, porque quiero mantener separadas esas dos esferas que no tienen nada que ver una con la otra.
Abrí este blog para intentar dar más proyección al flamenco malagueño pues otras zonas cantaoras se dan bastante aire -y mucho pisto- y tienen hasta demasiados defensores; pero mi amor por el flamenco es más universal que todo eso, para que mis comentarios se queden reducidos en los límites de un estrecho territorio. Así que en ocasiones me atrevo a opinar hasta de lo que conozco poco.
Hablo de lo me pasa, de lo que me gusta y no me gusta, y mi único compromiso es conmigo misma y con mis amigos, a los que intento divertir, informar de lo que me parece bueno, y en algunos casos hacerles toda la publicidad que me apetezca a esos mismos amigos; si los he elegido como tales es porque los considero valiosos.
Cuando critico una cosa que no me ha gustado, estoy opinando sobre esa cosa y circunstancia, y no sobre toda la obra y personalidad de lo criticado. Qué nadie se equivoque. Cuando alguien no me gusta "nadica nada", ni siquiera hablo de ello: ¿para qué hacerles publicidad?
Si en ocasiones he criticado algo es siempre porque había aprecio previo del artista o escritor, y buenas expectativas de que su obra me fuera a gustar; si no ¿de qué voy a pagar por una entrada o comprar un disco o libro, si no tengo buenas referencias del intérprete o autor? Si llegado el caso, la obra -nunca la persona- me defrauda, creo que lo tengo que decir con valentía.
Todos nosotros necesitamos feedback: que alguién nos diga y opine sobre lo que le parece bien o mal de lo que estamos haciendo o llevamos entre manos. Para progresar personalmente y en cualquier aprendizaje son muy de agradecer opiniones sinceras y respetuosas y me temo que la crítica especializada en los medios tiene, la mayor parte de las veces, las manos atadas, y o es interesada o es pacata y excesivamente complaciente.
Si yo fuera un artista flamenco, me fiaría más de las opiniones independientes y freelance, que de las de la "crítica", salvo que supiera de buena tinta el caracter irreprochable del crítico y sus deseos de ayudar a mejorar y no destruir por destruir. Gracias a Dios, también hay unos pocos de éstos, y cuando los descubro son los únicos a los que leo, sigo y les hago algún caso.
Porque fiarme, me fío sólo de mi gusto y mi criterio.
P.S. Me ha salido una perorata tan encopetada, que voy a aliviar tanta formalidad con mi último video subido a YouTube: un café cantante de película -de Benito Perojo- con cantaora, bailaora, bata de cola y afición flamenca "totales".
Salud, y que no se me indigesten ¡por favor!