Lo siento mucho, si a alguien le parece que mi afirmación es muy extrema, pero... odio el verano.
Y antes de ponerme, en serio, a comentar algunas de las cosas buenas que me trae el flamenco y que están en mi mesa esperando que me decida a ponerme delante del ordenador, quiero despotricar del verano.
Antes que nada y para que nadie se moleste, y pensando en que fotografía elegir para ilustrar esta entrada "idiota", he elegido una foto propia tomada en mi tierra, en la famosísima Plaza del Torico de Teruel.
Está tomada desde la terraza más concurrida de Teruel desde que la plaza se hizo peatonal. Brilla la luna como una embarazada en sus principios, gordita pero todavía no llena del todo, y el "torico" reina en la noche turolense subido en su columna-pedestal. Si alguien logra verlo, que Santa Lucía le conserve la vista, pues es difícil avistarlo en pleno día y en directo. Las decoraciones vaquilleras, anuncian las próximas fiestas del Ángel -fiestas con toro, que estarán disfrutando mis paisanos en este mismo momento.
Pues bien, el único refugio que nos queda a los achicharrados vecinos y veraneantes, son las terrazas de verano: la clavada, la sentada y la charrada, y todo esto de noche -trasnochando- pues de día no hay quien pueda poner un pie en la calle después de las 12 del mediodía.
A mí me molesta muchísimo el calor, el sudor, la arena de la playa, las quemaduras del sol -soy muy blanquita-, las ventanas abiertas y la televisión a todo trapo..., porque mis vecinos -en Madrid- contemplan el aparato sentados en los balcones, los horteras que pasan o aparcan a las 4 de la mañana con las ventanillas abiertas y la radio a todo volumen, los niños jugando a las 3 de la madrugada en una calle con bastante tráfico, y pegando golpes en las puertas de los garajes, mientras sus padres hacen tertulia en el bar de abajo hasta altas horas de la noche.
En fin, el calor y el ruido son las peores cosas, pero aún hay más: la gente descuida un poco el aseo -que en verano ha de ser más frecuente- y el aderezo. En el metro, a veces, el olor corporal le revuelve el estómago al más fuerte, y encima... hay exhibición de axilas, pues si no quieres acabar en en el suelo, más te vale agarrarte a la barra, y a los demás que los parta un rayo.
Respecto al arreglo personal, no sé en otras ciudades, pero en Madrid es un horror: los "naturales" compiten con los turistas en ponerse la ropa más desbaratada que encuentran en el armario. En el caso de los turistas es comprensible, pues los pobres no van a viajar con plancha y lavadora y encima pagando exceso de equipaje, ¿pero y los demás? ¡Qué feos vamos vestidos todos/as en verano! Quien más, quien menos, enseñando carne, que estaría mejor tapada, y con atuendos que no nos atreveríamos a llevar simplemente dos meses más tarde, en otoño.
Para mí, lo más duro es la congelación de todas las actividades, ciclos, cursos, exposiciones culturales y flamencas del curso escolar. Todo esto se interrumpe, queda en suspenso y entran en escena... las actividades al aire libre, que ya sabéis que me descomponen, tratándose de flamenco.
La programación de televisión y de radio queda en manos de los becarios ¡pobrecitos!, y los programas de radio flamencos que me tienen tan estimulada en invierno, o bien -mal- desaparecen o entran en una fase de mínimos, grabados con mucha antelación y sin actualidad flamenca.
No sé bien en Andalucía, cómo andaréis de programaciones flamencas, pues con mis manías acaloradas no se me ocurre viajar allá abajo desde que termina abril y hasta que empieza octubre, pero en Madrid hay algunas cosillas interesantes, casi siempre de baile y no de cante, que es lo que me gusta a mí. El recién recuperado Teatro Lara tiene una programación bastante interesante. Ya os contaré.
Por recomendar algo de la tierra del cante andaluz, una cosita en Torrenueva (Granada), la IX Reunión de Cante Jondo, porque presentará un querido y buen amigo, Ángel Lacalle, y porque me gustan los artistas que participan, sobretodo "la Miranda" y "el Niño Carrión".
Salud y que os siente bien el verano.
Por mi parte, haré lo que pueda por sobrellevarlo e intentar aprovechar para leer todo lo atrasado.
La Porverita acalorá
sábado, 11 de julio de 2009
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