Germán es, además del marido de mi mejor amiga, mi primer profe de... informática. Ayer fue su cumpleaños, pero se me olvidó porque yo tenía todavía mi cabeza y mi corazón en Málaga. Así que le dedico esta entrada con un día de retraso.
Siempre ha sido un pionero en todo: se llevó a la chica más guapa y lista de la Facultad, antes de que a los demás nos salieran los dientes, y es la primera persona que conozco que se puso delante de un ordenador y en dos días lo controlaba todo.
Ese ordenador de entonces era, por supuesto, un Mac(intosh) y la fecha... allá por los principios-mediados de los años 80s, cuando yo aterrizé en Madrid con mi carrera de profe de inglés a cuestas y decidimos intercambiar lecciones. El necesitaba aprender inglés -aunque ya fuera bilingüe en otros idiomas europeos- y a mí me tentaba desvelar los misterios de esa máquina que parecía el futuro, así que decidimos juntarnos un par de tardes a la semana, y dar, primero una clase de inglés y luego otra de informática.
Cuando, años después, jubiló el Mac con el que aprendí mis primeras letras y que determinó mi afición a estas máquinas infernales, le pedí que me regalara el aparato para colocarlo en mi casa, junto a la radio que construyó mi padre.
Nunca le agradeceré bastante estos primeros pasos que di de su mano -tan paciente y didáctica-que hizo que le perdiera el miedo a las nuevas tecnologías; éstas siguen teniendo mucho atractivo para mí y pocos secretos para él... todavía.
Feliz cumpleaños, maestro.
domingo, 20 de diciembre de 2009
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