jueves, 25 de febrero de 2010

Los hijos de la malagueña cumplen...


Mañana es el cumple de los mellizos, los hijos de la guapa malagueña, y primos míos del alma.

De los múltiples primos que me trajo la familia de mi padre, éstos y su hermana, son los más queridos, pues me he criado prácticamente en su casa.

Entonces compartíamos juegos, travesuras y destrozos de muebles; luego copas, cigarrillos, salidas taurinas por fiestas -una vez al año, cuando volvía de mis universidades madrileñas- y destrozos de coches, y después de un tiempo de cuasidesapariciones, por mor de bodas y compromisos familiares, hemos retomado un tierno y provechoso contacto de intercambio de rememoraciones familiares -y destrozos de la lengua española- en la blogosfera, sobre todo con uno de ellos, que al conocerlo mejor, en la edad adulta, le he cogido un cariño mayor si cabe.

El mejor homenaje que puedo hacerle a este primo, es homenajear a dos de las mujeres de su vida y más queridas: su madre y su hija... la listísima científica flamenca -a su esposa, la homenajea él cada vez que tiene ocasión, y ella lo sabe. A esta niña prodigio, nieta de la dulce y guapísima malagueña, la vais a ver bailar hace ya unos años, en la iglesia restaurada de San Pedro de Teruel. Ahora se dedica a hacer bailar flamenco a los británicos, en paralelo al desarrollo de sus investigaciones científicas.



Además de un sol de primo, de marido, de padre, de hijo, de hermano, de amigo de amigos y enemigos, de baturro de los buenos, de currante de los de antes..., es un narrador y escritor amenísimo -aunque excesivamente prolijo, como cobra por palabra publicada...-, que nos ilustra a toda la familia con sus investigaciones históricas, familiares y motorísticas. Aquí va un relato de uno de los millones de viajes que su familia hacía de Teruel a Málaga.
"Estamos en Semana Santa de 1967, (Ya le he puesto fecha, ¡Hala!), el Morris, apenas lleva meses “con nosotros”, seis para ser exactos.

Román, se dispone a hacer su viaje a Málaga para “tomarse” unos días de vacaciones y estar con sus suegros que empiezan a padecer los “achaques” propios de su edad.

El viaje será corto, de días, por la premura de las fechas, pero largo de kilómetros ( 700 de un “tirón por aquellas carretera de Dios”) y, por eso, en vez de “llevarse” una furgoneta, que además hará falta en la tienda, ha decidido “pedirles” el coche a sus hermanos, así, de paso, “lo prueba a gusto”.

Lo hará como siempre, saldrá temprano, sobre las cinco o las seis de la mañana, dependiendo del tiempo que le cueste “cargar” todo lo que se lleva: maletas, mujer... e “hijos” (¡Vaya “viajecito me van a pegar!, ¡Como siempre!).

La “ruta” se la sabe de “memoria”, son muchos viajes, muchas “pruebas” y, decididamente, la “ruta de Carboneras” es la mejor.

Antaño, en la época del 600, del 2cv, de la DKW, había probado la ruta de “Las Tres Emes” (Ademuz - Casas Bajas - Santa Cruz de Moya - Sinarcas - Utiel...); La ruta de Cuenca (Teruel - Cuenca – San Lorenzo de la Parrilla – La Almarcha – Mota del Cuervo – Pedro Muñoz – Tomelloso y Manzanares, para enlazar hacia Andalucía por la N-IV); Por Madrid; Por Valencia – Albacete; Por Valencia – Puerto Lumbreras – Granada – Málaga).... Pero ahora, ¡había descubierto una “nueva”!

Tenía que “meterse” por un camino forestal, pero “atajaba” muchos kilómetros y “tiempo”.

Los preparativos del viaje eran siempre, “agotadores”, debía dejar su “tajo limpio” en la tienda, revisar los neumáticos, los niveles, “pelearse” con Carmina por el equipaje, cargar de madrugada, “todo” y ... para “colmo”... ¡Estaba lloviendo!...

¡Ya está todo!, Ahora, solo resta despertar a los niños y acomodarlos en el coche...

Pero, falta algo,... La “pelea” de Quique y Adelaida por ver quien ocupaba el asiento del acompañante, Román hijo nunca protestaba.

Se había decidido, Adelaida, la mayor, lo ocuparía un tiempo y se “turnaría” con Quique... A mí, me daba igual, tenía un “truco” y siempre me daba resultado.

El truco, consistía en lo siguiente:

Una vez iniciado el viaje, si me había correspondido el sitio de atrás, ( no importa a quien le hubiese correspondido el sitio de “copiloto”) influenciado por no se sabe que “maleficio” y a la “altura” aproximada de media hora de viaje, comenzaba a sentirse “mareado” de tal forma que, si no se “turnaban”, empezaba la “monserga” correspondiente... ¡Me estoy mareando!, ¡Tengo ganas de vomitar!, Tengo.............!. Hasta que, mi padre, desesperado, le suplicaba al “copiloto” que le cambiase el puesto por el mío. Luego, con el movimiento del viaje, los de atrás “cedían” al sueño y hasta bien entrados en La Mancha, no se producía el siguiente “relevo”. (Después del consiguiente “conflicto” conmigo y bajo mi “aquiescencia”)

Así pues, pasado “Los Santos”, se había producido el “ritual” y ahora era yo, Quique, el que “encauzaba” la ruta, dándole la correspondiente información a mi padre: Toma de tiempos, calculo de la “media”, indicaciones de la “ruta”, Kilómetros recorridos...

El paisaje por ese territorio es precioso, embarrancados entre pinares, la carretera es estrecha y sinuosa. Es la N-420 pero parece una comarcal.

En otros tiempos, los del 600, cuando íbamos en los huecos del asiento trasero, contaba, mi padre, que los socavones eran tan grandes, que si cogías uno bien, se podía quedar el 600 ¡“dentro”!.

Habíamos pasado Salvacañete y… ¡Habíamos alcanzado al autobús de Cuenca!...

¡Horror!, eso significaba “bajar” la media sensiblemente.

Nos acercábamos a un pueblo, Salinas del Manzano, después de una curva bastante mala a izquierdas, venía una contra-curva en ligera subida y una recta hasta el pueblo. Ahí podríamos adelantarlo y recuperar el tiempo perdido. Con un coche nuevo, tan potente como éste, iba a ser “coser y cantar”.

Mi padre, preparó el adelantamiento, se colocó cerca del autobús con el fin de que el conductor le “adivinase” las intenciones y le facilitase la maniobra… Todo estaba preparado, la velocidad era muy baja a consecuencia de la curva “mala”, estábamos “subiendo” y empezando la curva a derechas, no podíamos ver nada porque, al ser curva a derechas, el autobús nos tapaba el “horizonte”. Redujo a segunda, puso el intermitente señalizando la maniobra de adelantamiento y en cuanto pudo ver… Comenzó la maniobra.

El coche respondió magníficamente, tenía un excelente “reprís” y rápidamente nos pusimos “ a la par” del autobús. Toda una recta estaba a nuestra “disposición” para adelantar…

Pero, ¿Qué ocurre?, seguimos “paralelos” con el autobús...

¡Catacláaaaas!. Un ruido tremendo, el coche perdió todo el “empuje” que llevaba y nos tuvimos que detener en la cuneta de la izquierda mientras el autobús proseguía su marcha ¿?

Todos nos habíamos sobresaltado, estábamos detenidos, y nos mirábamos sin hablar.

Mi padre salió del coche y abrió el “capó”. El hueco del motor “chorreaba” aceite por todas partes, un humo blanco envolvía el hueco del motor y... llovía.

El bloque del motor estaba roto y un hierro asomaba por el agujero... ¡Se había roto una “Biela”!.

Apenas despuntaba el sol, llovía, hacía frío. Solo había un consuelo, estábamos muy cerca de un pueblo... ¡Salinas del Manzano!

Dejamos el coche cerrado y nos dispusimos a caminar la recta hasta el pueblo, apenas 500 metros. Nadie hablaba y llovía.

Una vez “alcanzamos” el pueblo, mi padre se dirigió a una especie de “bar-tienda” y preguntó por un teléfono... ¡Gracias a Dios!, el pueblo tenía teléfono... Pero, era “muy temprano” y en la tienda de Televox no había nadie...

Al rato, consiguió contactar con la tienda y “dar novedades”...

¡Hasta la tarde!, no podían venir a recogernos, las furgonetas estaban de “ruta”, tardarían...

Ese día se me hizo “interminable”, que aburrimiento, sentados en el “bar-tienda” ¡Todo el Día! Y sin vacaciones... y llovía.

A media tarde, aparecieron (no se si fue Eusebio, Joaquín o ¿quien?), traían una barra de hierro para “amarrar” el coche y remolcarnos...

Yo pensaba que iba a venir una grúa, pero éstos “Rodríguez” eran “muy suyos”.

Por lo visto, el “aparecer” por Teruel con el coche roto, era un “desprestigio” ¿? para Televox.

Una vez amarrado el Morris, ¡Ya me veía en casa!.

Nos aposentamos en nuestro lugares y comenzamos el “regreso” a baja velocidad...

Comenzó a oscurecer, (y llovía), la marcha era “desesperadamente lenta”, y para colmo, no reconocía el camino...

¡Estábamos volviendo por caminos forestales!. (Pasado un tiempo, me enteré que los coches no podían ser remolcados por “otro vehículo no autorizado” nada más que hasta el lugar más próximo donde hubiese un taller * Salvacañete).

Llegamos de madrugada y nos fuimos a dormir a casa...

Al día siguiente, volví a ver el Morris, ¡Parecía que había estado en una guerra!, lleno de barro, sucio... !!¿Pero si ese coche era una “Preciosidad?!!...

Poco más tarde, “la Morris”, se hizo cargo de la reparación porque, al parecer, la “avería” había sido por un “defecto” de montaje en fábrica.

¡Mira tú por donde!, iba a ver una de las pocas “Semanas Santas” de Teruel que he visto de pequeño..."
(Escrito por el Redactor Jefe de los Televox)
Bueno, si habéis llegado hasta aquí, ya sabréis cual es la máxima afición de mi primo, después de su familia.

La Porverita orgullosa.

4 comentarios:

ENRIQUE dijo...

!Que barbaridad! (4ª afección R.A.E)

Te parece poco el "tostón" que le doy a la familia con mis relatos y castigas a tus lectores "blogeros" con ellos.

Perdonadla por que su cariño hacia mi no deberíais padecedlo vosotros.

Espero que, tras las primeras líneas, os hayáis sentido "agobiados" por mi estilo-literario-argentino (eso dicen mis amigos, "prolijo" -dice mi prima- y "coñazo" digo yo) y hayáis dejado la lectura para temas más interesantes.

Si no ha sido así... !Lo siento!

Y perdón, también, a la rica Lengua Castellana por los "destrozos"... !Quizás algún día!... !Deje de escribir!

Muchas gracias por tu felicitación y espero poder "castigar" pronto a la familia -en nuestro "blog" familiar !eh!- con nuevas historias, !os lo merecéis!

Mientras tanto...

Aquí tienes uno de los mayores "fans" de tu trabajo. Felicidades por lo bien que lo haces... Te sigo y !te vigilo!

Porverita dijo...

Te quiero, primo, y no por tus destrozos sino por tu saludable sentido del humor, fidelidad a la familia y a su memoria, por mantener encendida la antorcha de los Televoxes, y porque... sí.

Feliz cumpleaños, pa' ti y para tu mellizo en este día, y felicidad y amistad en todos los días que nos queden este "barrio".

Pastora dijo...

Pues a mí me ha encantado y quiero leer más! Cual es ese blog? Se puede acceder o es estrictamente familiar?
Besos

Porverita dijo...

Pues es sólo familiar y yo casi no escribo en él ya, porque la memoria familiar y la documentación gráfica de mi primo son mayores que las mías.

Aunque con un poco de habilidad, igual lo encuentras, niña.

Besicos para la sonrisa más amplia de la Málaga comareña.

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