martes, 24 de marzo de 2009

Extravagantes insignes

La extravagancia me va mucho, y la extrema vagancia, también.

Siento que el juego de palabras no sea mío porque me identifico mucho con ambas cualidades; se lo adeudo a un amigo malagueño, que se autocalificó así en una carta. ¿No os parece que es de lo más extravagante escribir cartas -en vez de emails- en el siglo XXI?

Llevo dos días investigando el origen y etimología de esta palabra que tanto me subyuga. Es un estado al que siempre he aspirado y que no acabo de conseguir.

Al parecer el término procede del latín y es la unión de dos vocablos: extra -fuera de- y vagor, verbo latino que significaba errar, andar errante, pero que con el tiempo y por toda Europa, fue adquiriendo otros matices: vagar, vaguear, divagar, descarriarse. El término parece que tuvo su nacimiento en Alemania en 1539, y dentro del campo del derecho; el extravagante debía ser poco menos que un delincuente social.

Las leyes quisieron poner "derecho" al extravagante, pero no pudieron con ellos. Haberlos, los hay a montones, y a los flamencos les tengo un especial cariño. Pero no me vale cualquier extravagancia; sólo la insigne, la que pone marca o se desmarca.

Agradezco que la gente se distinga y distancie de los demás, con talento y con buen gusto. Como toda mi vida he sido de una timidez incurable, admiro a aquellos que tienen el valor de obrar y mostrarse como les apetece en cualquier momento, sin acogerse a ningún patrón preestablecido y sin utilizar las sendas marcadas.

La extravagancia me parece un primer paso en la conquista de la libertad vital y creativa: uno se convierte en su propia creación. No se aceptan las rutas abiertas por otros, sino que se busca un camino propio hacia lo que es la aspiración universal: la felicidad.

Si la felicidad se consigue a través de la vagancia, y la extravagancia, bienvenidas sean ambas.

Mi lista de flamencos insignes extravagantes es inmensa, y voy a empezar con uno que me encontré ayer, revisando los capítulos de Rito y Geografía del Cante: Gaspar de Utrera. Coincide que Gaspar canta, en estas soleares, la coplilla que nos propuso el fenicio desarraigado.



Yo no voy a relatar las peculiaridades, anécdotas y originalidades de estos extravagantes insignes, que son de todos conocidas, y que además violentarían mi condición de extrema-vagancia: me obligarían a consultar fuentes, a contrastarlas y a redactarlas.

Eso sería demasiado para una aspirante a la extravagancia insigne.

La Porverita.

P.S. Esta entrada debo firmarla como Porverita, diminutivo que hace referencia a la calle Porvera de Jerez. Manolo Ríos Ruiz me explicó que Porvera, significaba "por vera" de la muralla -pegada a la muralla, for fuera- de la ciudad medieval, es decir que este espacio estaba situado fuera de la ciudad; por otro lado, esta calle conduce al Barrio de Santiago, pero no forma parte tampoco de él. Así que Porverita, para mí, es la que tiene querencia con Jerez, pero que no pertenece ni a la ciudad, ni a la comunidad gitana: la que está siempre "fuera".

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Si te fijas en la letra de Gaspar, dice: "ser como las flores", y en la que tomé de la colección Belmonte decía "andar entre las flores". La memoria de los cantaores es flojita, y algunas veces cambian el yo por el tú, y las letras quedan sin sentido. Pocos las cantan completas. Lo normal es que intercalen unas dentro de otras, y el sentido general se queda en un enigma indescifrable

Anónimo dijo...

Una de las virtudes de las letras populares es que se van modificando -las coplas en los libros están momificadas- y adaptando a los gustos de los artistas.

Entiendo que a veces pierden el sentido original, pero ahí está la gracia: que se crea otra copla distinta, unas veces peor y otras mejor.

Porverita

Teresa dijo...

Estoy de acuerdo. Es bueno que las letras tengan "vidilla" y no estén encorsetadas. Y creo que no importa mezclarlas.

SAludos

Anónimo dijo...

EL MAS EXTRAVAGANTE DE LA HISTORIA
Quizá porque este texto de "extravagantes insignes" me cautivó cuando lo leí por primera vez, hoy -sábado santo-lo he recordado a propósito de La Pasión según S.Marcos. Dice el evangelista Mc.15,37-38 : "Jesús, lanzando un fuerte grito,expiró(37) .La cortina del templo se rasgó en dos de arriba abajo."(38)Todos entendemos el versículo 37, pero...¿qué se dice en ese enigmático versículo 38?. La cortina preservaba el arca de la alianza de toda mirada. Era el velo que daba acceso al "santo de los santos", lugar que habitaba Dios oculto a toda mirada. Ahora, muerto Jesús,crucificado "por-vera" de la muralla, Dios se ausenta del templo. Allí no hay nada que guardar. Dios está fuera de la ciudad, expuesto a la vista de todos.¡Y entre dos ladrones! ¿No viene a resultar el más extravagante de la historia?
Se lo dedico a todos los que tienen un alma extravagante.
La hermana de la Porverita.

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