lunes, 6 de abril de 2009

Nos ha dejado el último de un gran generación

Me he levantado hoy con el cuerpo todavía sobrecogido por la Pasión según San Mateo de Bach, que escuché ayer en el Auditorio: enorme poema funerario del sacrificio del hijo de Dios por una humanidad que no se lo merece.

Y esta mañana, escuchando la radio mientras disponía las cosas para ir a trabajar, me ha llegado otra fuerte impresión: la muerte de Chano Lobato.

Ahora sí que nos hemos quedado, definitivamente, solos y huérfanos los flamencos: se ha ido el último gran cantaor de una generación que no se volverá a juntar en la vida. Esa generación de artistas que convivieron y compartieron, que aprendieron unos de otros y que enseñaron a los que venían detrás una forma de entender el cante que los jóvenes no acaban de entender.

La sonrisa nos ha dejado y se ha ido allí, a dondequiera que estén el Beni, el cojo Peroche, Espeleta, Pericón y tantos otros, que esperan a Chano para contarle sus últimas invenciones y fantasías maravillosas de gaditanos mentirosos, cargados de gracia y compás.



Seguro que ya están cantando por alegrías y, a continuación, recogiéndose las alas blancas en la cintura, con mucho grabo, para echarse una patadita por bulerías... de Cádiz.

1 comentario:

Teresa dijo...

Precioso lo que has escrito, niña. Nos queda el consuelo de la permanencia de su cante y de su alegría, y grabada en nuestra memoria esa simpatía desbordante que ningún otro ha tenido.

Bien elegidos los vídeos, que emocionan en un día así.

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