viernes, 25 de junio de 2010

Una letra y un cantaor

Ayer tarde estuve escuchando al cantaor madrileño Pedro Sanz con el grupo Axivil Aljamía.

Fue un buen recital de música e instrumentaciones andalusíes, romances moros -la pérdida de Granada y de Antequera-, sefardíes y castellanos del Cancionero de Palacio, pero al llegar a casa deseaba recuperar el flamenquísimo cante de Pedro que siempre me ha gustado muchísimo. Pedro Sanz en MySpace.

Pedro Sanz tiene publicado un disco: "Yunque, martillo y estribo" (1999) del que quiero entresacar uno de sus mejores cantes -la mariana- que dedico al amigo que me acompañaba en el recital.

También extraigo un cachito de letra para otro amigo "en ciernes" y poeta ... para que no nos abandonen los sueños:
Altas torres que cayeron,
las piedrecitas se volvieron arena,
puñaos de arena
que el viento se lleva.
Pasito a paso se hacen las veredas,
huellas que vienen, huellas que van
como los sueños perdidos
que están esperando
volver a empezar.


Toda la letra de Antonio Valentín me gusta mucho, y el cantaor está soberbio.

Por el camino a media tarde
lleva el silencio
ecos de un roto rezo, ¡ay!
por bóveda el cielo grande,
encinas y robles,
columnas del templo.
A la dina, dana.

No lo pasa nadie,
puente de hierro
que a tu lao me lleva, ¡ay!
sentimiento da pisarlo,
a llanto de herrumbre
me suenan sus quejas.
A la dina, di.

Altas torres que cayeron,
las piedrecitas se volvieron arena,
puñaos de arena
que el viento se lleva.
Pasito a paso se hacen las veredas,
huellas que vienen, huellas que van
como los sueños perdidos
que están esperando
volver a empezar.

Por los canchales no quiero pasar,
que vienen los bandoleritos,
que trota, que arre,
y me quitan la moneda,
moneda de oro
que me dio mi pare.

--- 000 ---

Cante: Pedro Sanz
Guitarra: Antonio Reyes
Viola: Vasselin Kuncher "Vesco"
Jaleos y palmas: Adrián Sánchez y Cristina Grecia.

Letra: Antonio Valentín
Música: Antonio Rodríguez Real / Pedro Sanz

1 comentario:

Tempero dijo...

Razón tenías amiga en lo de gran cantaor. Templao en esta mariana tientera con un bello poema.
Pero, ¡ay! la viola, cómo entrama.
Salud de pandero y laud.

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