Información devaluada.
Vuelven a argumentar que la falta de presencia de la autora de la columna en los últimos congresos, la inhabilita para opinar sobre el tema, y de nuevo la acusan de desinformar, cuando el escrito de la periodista de "Malaga Hoy" se publicó, no en las páginas de cultura, sino entre las columnas de opinión.
Si hay que quejarse de desinformación o falta de información precisa sería sobre la organización de este último congreso, responsable de la escasísima asistencia. Yo sólo pude acudir a una única sesión y no gracias a la información de la Asociación, sino gracias a lo avispado de algún amigo que difunde la información que atañe al flamenco malagueño con mucha diligencia.
Yo sufrí la desinformación: me enteré del programa una semana antes de que comenzara, con lo que no pude prever ni días de vacaciones, ni reservar hotel barato para acudir a todo el congreso, y una de las actividades programadas que más me interesaba -la Exposición sobre los Verdiales- brilló por su ausencia, aunque las magníficas fotos de La Repompa me consolaran un poco.
Si me atrevo a opinar sobre los congresos de Arte Flamenco, es porque he aprendido a amar profundamente la cultura andaluza y flamenca, y me entristece que no se promocionen -según mi opinión- con la excelencia que merece su excepcionalidad.
Que los congresos de Arte Flamenco están en franca decadencia lo puedo concluir después de comparar las participaciones y los programas de anteriores congresos, consultar las actas de aquellos congresos que se han publicado en libro, y leer con "añoranza" esta cita con que comienza el prólogo Antonio Zoido Naranjo al libro "El Flamenco y los románticos" de Rocío Plaza Orellana:
El XXIV Congreso de Arte Flamenco, de 1996, se propuso muchas metas en diversos sentidos: entre ellas, -becó -junto con la Universidad Hispalense- a algunas decenas de jóvenes universitarios para que pudieran asistir y participar como congresistas. Aquella iniciativa dio entonces frutos en forma de comunicaciones y debates. Pero, una vez finalizado el evento, volvió a obtenerlos convocando algunas becas para jóvenes investigadores. De una de ellas ha partido este viaje.
Hoy estas iniciativas para atraer a los jóvenes aficionados, universitarios e investigadores no parecen interesar, sino más bien estorbar, a tenor de las violentas reacciones en contra de una joven universitaria, historiadora del arte y crítica de flamenco del diario "Málaga Hoy" que solicita una revisión de la fórmula.
2 comentarios:
Bueno pero tú ponte en el lugar de quien le mientan al hijo para ponerlo de vuelta y media sin haber estado delante cuando la pelota rompió la ventana. La validez de una opinión no reside en su legitimidad jurídica ni se justifica porque pueda ser acorde con determinada percepción de las cosas, sino porque argumente desde la aportación al lector de datos fidedignos. Desde luego esos datos brillan por su ausencia en la columna de la Sr. Lourdes. En este país estamos muy acostumbrados a anteponer los juicios de valor a la narración objetiva y detallada de hechos. Nos gustan los juicios sumarios y no dejar pie con bola. La crítica sangrante y el pesimismo poseen un inmerecido prestigio intelectual que es el que ampara ese tipo de desmanes periodísticos, los cuales no me parecen de recibo.
Usted pregúntese: después de leer el artículo de marras, ¿tiene más elementos de juicio para criticar los Congresos Flamencos o simplemente le alegró ver confirmados sus prejuicios?
No dudo que yo tengo mis propios prejuicios, pero yo no fui mal predispuesta al Congreso: si no, no me hubiera gastado el dinero que no me podía permitir para ir a Málaga.
Y no me alegró la columna de Lourdes, más bien sumó tristeza a mi personal decepción respecto al último congreso y la división de fuerzas de todos aquellos que aman y que quieren hacer algo por la promoción del flamenco.
Pero creo que hay que hacer algo, y tener el valor de exponerlo públicamente para que las cosas se hagan mejor.
Los ataques tan violentos que está sufriendo la periodista por parte de la organización no hacen más que corroborar que ha puesto el dedo en la llaga.
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