lunes, 14 de febrero de 2011

La sala B del Auditorio es perfecta... para el flamenco

El artículo de Alberto García Reyes en la edición digital del periódico ABC del pasado sábado, día 12 de febrero, me ha dejado perpleja.

No entiendo bien por qué algunos críticos andaluces se escandalizan de que la Agencia promueva y apoye ciclos flamencos fuera de Andalucía, cuando es bien sabido que son mayoritariamente los extranjeros los que mantienen vivos la afición incondicional y la asistencia a ciclos flamencos, que él mismo menciona, como la Bienal de Sevilla o el Festival de Jerez.

Pero lo que escandaliza a mí es el desconocimiento que el periodista tiene de lo que él llama la sala B del Auditorio Nacional de Música. Decir que meter el flamenco en la Sala de Cámara del Auditorio Nacional  es entrar por la puerta de atrás será literal -la Sala de Cámara está a espaldas de la Sala Sinfónica- pero es también una gran tontería. La Sala de Cámara es perfecta para el flamenco, mientras que la Sala Sinfónica o A, sería totalmente inadecuada y... perjudicial.

Visita virtual a la Sála de Cámara.

La Sala de Cámara tiene un aforo de 692 butacas con perfecta visibilidad y con una acústica inmejorable para lo que es la música de cámara: voces y unos pocos instrumentos que no necesitan amplificación para llegar a cualquier rincón de la sala. En este recinto -que casi nunca se ha llenado con una actuación flamenca- el público está muy cerca de los artistas y reúne el principal requisito de un recital flamenco: la complicidad entre el artista y su público.

La utilización de la Sala Sinfónica -2324 butacas- para un recital flamenco no sólo es improbable, pues los compromisos con las grandes orquestas europeas y españolas están adquiridos con mucha antelación, sino antieconómico y contraproducente para el flamenco, para los artistas y para el público. Es todo lo contrario a la Sala de Cámara y está pensado para grandes orquestas con un volumen sonoro de mil pares de demonios, con lo que el cante o la guitarra flamenca se encontrarían perdidos en la inmensidad de una sala cuyo aforo sería imposible de completar ni en una mínima parte.

La Sala de Cámara es perfecta para programar flamenco en horario de máxima audiencia, ya que lo comparte con la programación de la Orquesta Nacional en la Sala Sinfónica, o Sala A según el sevillano. Cuando un público está con la clásica en una sala, el flamenco está en la otra un... ¡¡viernes por la tarde!! ¿Hay quien de más?. Ya hemos visto que para programar flamenco en el Teatro Real de Madrid hay que llevarlo a horas extemporáneas que quedan libres después los compromisos adquiridos con mucha antelación, y lo mismo ocurriría en la Sala Sinfónica.

En fin, creo que Alberto habla de lo que no conoce bien, y pienso que es rabieta tonta del periodista que... ya se metió con el intrusismo de los blogs flamencos. Ahora los intrusos parecen ser los aficionados no-andaluces. Pues ahora, se la devuelvo.

Yo he frecuentado, desde el principio, esta sala desde que la Junta empezó a programar flamenco en el Auditorio Nacional -que por otra parte coproduce esta programación- y sólo tengo en contra que no se le haga más publicidad: el público madrileño es melómano y da de sí para llenar todos los recintos en donde se ofrece buena música, y ésta lo es. Quien creo que falla aquí es la Junta de Andalucía, pues el Auditorio nunca hace publicidad de su propia programación.

Ciclo Andalucía Flamenca en el Auditorio Nacional

Noticia aparecida en el ABC Digital, de Alberto García Reyes.

La política de festivales de la Junta

Esta semana comienza en Madrid la tercera edición de Andalucía Flamenca , un certamen pagado por la Agencia del Flamenco en un momento en el que está reduciendo el presupuesto de todos los festivales andaluces
ALBERTO GARCÍA REYES ABC Día 12/02/2011

La jerarquía de prioridades de la Junta de Andalucía con el flamenco sigue generando mucha polémica en el sector. Esta misma semana una asociación del ramo ha emitido un comunicado para quejarse de la falta de apoyo institucional a los certámenes andaluces frente a la apuesta por las citas que se celebran fuera de nuestras fronteras. La misma queja se emite desde el Instituto de la Cultura Gitana. Pero la Agencia del Flamenco no varía su política de apoyos.

Desde los tiempos de Bibiana Aído, la idea de que es necesario abrir el flamenco a nuevos mercados ha servido en Cultura para justificar la colaboración con festivales en Holanda, el Reino Unido, Estados Unidos o Francia. En estos momentos, de hecho, se está celebrando en Londres una cita impulsada por la Junta. Pocos ponen en duda la importancia de estas iniciativas, pero todos se lamentan de la continua caída de festivales en Andalucía, donde el calendario de citas flamencas sigue decreciendo sin que nadie ponga remedio.

Los festivales que durante décadas han sido amparados por los ayuntamientos están pagando la crisis en las arcas municipales. Este mismo año han desaparecido citas tan importantes como la de Alcalá de Guadaíra. Y los grandes certámenes andaluces sobreviven gracias al éxito en las taquillas provocado por el público extranjero. Es lo que pasa en Jerez, donde la Junta sigue recortando su presencia, o en la Bienal de Sevilla.

Por eso en el sector no se entiende el empeño de la Agencia por organizar un festival en Madrid, Andalucía Flamenca, que el próximo 18 de febrero iniciará su tercera edición en el Auditorio Nacional con el cante de Marina Heredia. La oferta de festivales en la capital ya está más que cubierta con las citas de Cajamadrid y Suma Flamenca, a la que anualmente acuden las primeras figuras del género. Pero la Junta se defiende alegando que es crucial para el flamenco entrar en espacios como el Auditorio Nacional.

El problema es que lo hace por la puerta de atrás. Los seis espectáculos programados serán en la Sala de Cámara. Y lo que hay que preguntarse es si introducir lo jondo en la sala b de un templo de la música es beneficiarlo o hacerle daño. Sobre todo ahora que tanto se presume de su importancia ante la Unesco.

1 comentario:

Pedro Delgado dijo...

Muy interesante.

Tus comentarios y el artículo que adjuntas.

No son pocos los andaluces que todavía no han asumido lo de "Patrimonio Inmaterial de la Humanidad" y siguen mirándose al ombligo y celosos, muy celosos, de que "su flamenco" sea disfrutado y apreciado en el mundo entero.

Es como si pretendiéramos que "El Quijote" (por ejemplo) sólo se pudiera leer en Alcalá de Henares.

Por suerte para el flamenco cada vez son menos los que así piensan.

Un abrazo muy flamenco

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