También he aparcado -momentáneamente- la novela, para coger la poesía... de Emilio Prados y sus primeros libros de poemas. Este nuevo estado de ánimo me llega siempre a mediados de agosto, cuando empiezo a vislumbrar el final del verano; y también porque se acerca la noche de las lágrimas de San Lorenzo, y me acuerdo de un amor que tuve una vez...
¿Por qué me gustará tanto este poeta malagueño? Seguramente porque no es nada barroco ni complicado, y porque sus imágenes son tan plásticas y tan surrealistas que no cabe buscar significados profundos y ocultos. Me limito a sentir sus insólitas reuniones de palabras, y no a pensarlas o descifrarlas. Me vais a permitir que os ponga algún fragmento de lo que me tiene tan atrapada: lo leo una y otra vez, y es como la música; suena diferente cada vez.
Noche
rosa negra
con estambres
de estrellas
Noche,
tintero de poetas.
Noche,
parra embrujada.
[...]
Noche,
libro sin hojas.
Noche,
diván de leyendas.
Noche,
estanque de mil ranas.
Noche,
abanico de ruedas.
Noche,
catedral sin campanas.
[...]
Noche,
del día aldaba.
Noche,
borrón del tiempo.
Noche,
remanso de las lágrimas.
[...]
Quiero entrar en tu huerto,
noche,
adormece a tus guardas,
apaga la linterna de la luna,
encierra tus arañas
y dile al búho que me guíe
por tu espesa enramada.
Noche,
puente de espectros.
Noche,
jaula de luceros.
Noche,
dalia marchita.
Noche,
esposa del desierto...
Otro poema:
CALMAY por último, lo que voy a tomar como divisa para La Porverita:
Cielo gris.
Suelo rojo.
De un olivo a otro
vuela el tordo.
En la tarde hay un sapo
de ceniza y oro.
Suelo gris.
Cielo rojo...
--Quedó la luna enredada
en el olivar.
Quedó la luna olvidada--
"Si yo supiera hacer malla,
sólo haría,
red y hamaca"
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