Debido a nuestras debilidades y prejuicios -siempre que sean inofensivos- la vida tiene su pizquita de todas las especias: salado, dulce, amargo, picante...
Una de las rivalidades que más me divierten son los "tirayafloja" de Málaga y Sevilla, que he abrazado como una conversa posesa. Me pasa lo que a mi madre, que sin gustarle el fútbol y sin ir con ningún equipo, se alegra mucho siempre que pierde el Barcelona. Debilidad y prejuicio de castellana trasplantada a la dominada Aragón por el coloso barcelonés.
Yo no tenía prejuicios, ni a favor ni en contra de ninguna ciudad o pueblo andaluz, hasta que he empezado a tratarlos. No sé cómo ha ocurrido pero me he enamorado de la gente malagueña, y no puedo evitar encontrar a la gente sevillana pelín antipática -sevillanos de Sevilla capital. Vaya, que yo digo una tontería de las mías en Málaga, y sonríen; digo una tontería por el estilo en Sevilla, y tuercen el morro. Alabo lo que tienen en la tierra malagueña y se sonrojan; hago lo mismo en Sevilla y miran para otro lado, ignorándome cómo si pensaran "¿y a ti quién te ha pedido tu opinión?"
Pues como mi madre con el Barcelona, pero al revés, me pasa a mí con Málaga: que siempre que le gana una partida a la capital andaluza, "me se arregla el cuerpo".
Eso sí, hay que reconocer que las cosas del flamenco las hacen mejor en Sevilla que en Málaga. Pero igual que se han llevado los cuadros de la Tita Cervera, y ahora la sede de la Caja de ahorros recientemente fusionada, con el tiempo... y una caña, podrían darle una vuelta a la situación.
Málaga, la nueva sede de la Caja fusionada.
¡Larga vida a la malagueña... y a la soleá!
--------------------------------- Actualización a las 15.00 horas.
Las cosas buenas de Sevilla, de Carlos Saura, de Rafael Estévez, Laura Rozalén y Concha Jareño. Un anticipo de lo que se estrena hoy, en Madrid: Flamenco Hoy
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