(El cantaor Pedro Sanz con el grupo Axivil Aljamía)
Lo siento, niñ@s flamenc@s. La Porverita no tiene muchas novedades flamencas que comunicar, pero sigue intentándolo:
- No me interesa demasiado la programación de la Suma Flamenca (Madrid), que comienza -o ha comenzado ya- ni tampoco el nuevo disco de José Mercé.
- Qué se apoye o no la candidatura del Flamenco como Patrimonio Oral de la Humanidad, no me parece relevante porque está más vivo que nunca.
- Qué la dirección de la Agencia del Flamenco siga vacante, tampoco es muy importante ¿la echáis de menos?
Lo único que me apetecería hacer es ir a escuchar al cantaor Pedro Sanz, que actúa toda la semana en Casa Patas (Madrid) pero... a una horas que me cogen muy a desmano: a la hora en que la carroza se convierte en calabaza, los caballos en ratones y el traje de la Porverita se convierte en... pijama.
Aquí os dejo la información:
Pedro Sanz, madrileño y de formación musical básicamente autodidacta. A los 16 años debuta en el teatro Alcazar de Madrid y en 1995 gana el concurso de Cante Flamenco "La silla de Oro". De corte clásico y seguidor de las escuelas flamencas más tradicionales, comparte escenario con figuras como José Menese, El Yunque, Capullo de Jerez, Chano Lobato, Chaquetón, Fosforito, Arcángel... Habitualmente colabora en las representaciones de la obra "La Vida Breve", de Manuel de Falla, bajo la dirección de los maestros D. Rafael Früehbeck, D. Maximiano Valdes y D. Pedro Hafter, con quien ha trabajado en numerosas ocasiones tanto en EEUU como en Europa. Colabora con Manuel Moraga, crítico flamenco, en conferencias ilustradas de música flamenca y en el programa radiofónico "El Callejón del Cante".
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Hoy no hay verdiales en la Fiesta del Sol. Llevo días queriendo recordar un romance que me encantó y que descubrí en un vinilo de un grupo "folkie" de Álora: Nuestra Tierra.
Compré el disco en internet sin saber lo qué me iba a encontrar, por la simple razón de que venían algunos verdiales. En seguida captó mi atención un romance en el que sus protagonistas venían casi con nombres y apellidos: Salvador El Tejero, Mercedes, Candela, Don Cristóbal...
Me gustó la música, la interpretación y el tono del romance, que no era sangriento ni demasiado violento, sino muy triste y de aceptación -por todos- de la mala fortuna.
Se trataba de la muerte de una criada -Mercedes- por su enamorado -Salvador- cuando éste pensó que se marchaba del pueblo y la perdía. Salvador no aparece como un asesino cruel, sino loco y víctima él mismo; y Mercedes, en las puertas de la muerte, no recrimina a su asesino, sino que encomienda a su amiga Candela que le oculte a su madre su triste destino.
Hace unos cuantos días me enteré de qué está basado en una historia real que aconteció en la Estación de Bobadilla, por boca de una nieta de ese mismo Salvador. A ella, y a los malos momentos que está pasando quiero dedicarle el recuerdo de esta tristísima historia de muerte, desamor, celos y locura.
Lamento que el volumen del audio esté tan bajo, pero no sé pasar el vinilo a mp3 con mejor sonido.
2 comentarios:
Muy de actualidad y muy antiguo, las dos cosas: Romeo - Julieta - Violencia doméstica y de fondo una dulzura y una forma de ver un terrible problema que acosa a las más débiles.
Y en ese tono dulce no me resisto a hacer una broma comparando Mercedes con Rosita, la de la suerte... Oíste alguna vez aquel otro romance:
""El año que la mataron
Rosita estaba de suerte
de tres tiros que le dieron
no más que uno era de muerte...""
Perdona la broma y saludos flamencos.
Hola Pedro: tú siempre tan acertado y tan divertido.
Esa copla de la Rosita pertenece a un corrido mejicano y yo la cantaba en mis tiempos universitarios: era el mejor chiste que se puede contar y cantar, y la mejor manera de ahuyentar el miedo a la muerte.
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