Se me acumula el trabajo en la mesa y con este calor me da grima encender el portátil porque parece una manta eléctrica.
Y eso que tengo muchas cosas interesantes e importantes que reseñar.
Entre lo que me han enviado desde Málaga y lo que compré el sábado pasado en la tienda de los amigos del Flamenco Vive, no sé por dónde empezar.
Bueno, empezar lo he empezado todo, pero terminarlo... ¿para cuando?
Hoy voy a hablar de los libros. De los discos, cuando los repase varias veces.
Tengo entre manos -casi terminado- el libro de Lourdes Gálvez del Postigo, "Diario crítico del flamenco en Málaga", en el que se recogen sus crónicas y críticas, sobretodo de la primera edición de Málaga en Flamenco, a la que no acudí, pero en la que se reseñan actuaciones y artistas que yo también presencié en otros escenarios por esa misma época. Es increíble lo mucho que coincido con los juicios de Lourdes. Me gusta mucho su estilo y, sobretodo, su valentía, pues cuando el caso lo requiere, no se muerde los labios. Y si su forma de escribir me da mucha envidia, más admiración me produce su conocimiento y dominio del cante flamenco. Claro que lo tiene fácil la "condenada": hija del cantaor malagueño Juaneque, y cantaora ella misma en otra época a pesar de ser tan joven. No me muero de envidia porque me he enterado qué no sabe tocar las castañuelas, que es la ilusión de mi vida. Cuando termine mis "estudios" flamencos, me apuntaré a clases de palillos y... de sevillanas si hace falta, para sacarle un poco de ventaja en algo.
El libro de Eugenio Chicano, me lo terminé en media hora y le dí tres vueltas. ¡Qué lista qué soy, caramba! Se trata de un catálogo de ilustraciones de homenaje a la copla y a sus figuras señeras. Cómo cada ilustración recoge unas letricas de los temas más famosos de cada una de las estrellas retratadas, el tema de aquéllas, le proporcionan al artista malagueño los motivos que completan el retrato. Me encantó que la primera cantante, Raquel Meller, fuera paisana mía, pero como soy tan corta, al principio, no entendía que hacía sobre su retrato una moneda de 25 céntimos.
El tercer libro, lo empecé enseguida y ya veré cuando lo termino, aunque interés no le falta. Se trata de "El Cartel maldito" de Manolo Bohórquez. Sólo por la reproducción que incluye, y en alta definición, de la famosísima fotografía del cuadro flamenco del Café del Burrero, ya merece la pena. En realidad yo lo compré por el CD que acompaña al libro con distintas versiones de la malagueña de El Canario, en las voces de los "clásicos" y una versión inédita y reciente de Arcángel -que a mí me resulta decepcionante. El primer capítulo tiene su "gracia", pues hace un recorrido por las biografías de todos aquellos artistas que se mencionan en el terrible cartel -además del malogrado Canario de Álora- que anunciaba el cuadro de artistas flamencos que actuaron y actuaban en esa sucursal de verano del Burrero, poco antes del asesinato del artista perote a las puertas de ese mismo café.
No he seguido mucho más allá, pues casi todos los artistas del maldito cartel aparecen en el libro de Fernando el de Triana, y me "mudé" de libro, ya que las anécdotas e historias del trianero son mucho más divertidas. No os perdáis las historias de las comadres "Concha la Carbonera" -que está en el cartel con letra más grande que el propio Canario, y su amigo/a -o lo que sea, como dice el autor-, "La Escribana". Cuando aprenda a tocar los palillos y a escribir bien, voy a empezar una novela sobre esta pareja de bailores/as.
Concha la Carbonera es la figura central -vestida de blanco- en la fotografía del Burrero, y tiene también más fotos en el libro de Fernando el de Triana, pero no he podido encontrar foto, ni dato, que me ayude a recomponer la imagen de mi entrañable Escribana.
Después de escuchar el CD, con todas las versiones de malagueñas del Canario o malagueñas "malagueñas", me quedo con la que no está en el disco. La malagueña de El Canario, del disco de Juaneque.
Tengo entre manos -casi terminado- el libro de Lourdes Gálvez del Postigo, "Diario crítico del flamenco en Málaga", en el que se recogen sus crónicas y críticas, sobretodo de la primera edición de Málaga en Flamenco, a la que no acudí, pero en la que se reseñan actuaciones y artistas que yo también presencié en otros escenarios por esa misma época. Es increíble lo mucho que coincido con los juicios de Lourdes. Me gusta mucho su estilo y, sobretodo, su valentía, pues cuando el caso lo requiere, no se muerde los labios. Y si su forma de escribir me da mucha envidia, más admiración me produce su conocimiento y dominio del cante flamenco. Claro que lo tiene fácil la "condenada": hija del cantaor malagueño Juaneque, y cantaora ella misma en otra época a pesar de ser tan joven. No me muero de envidia porque me he enterado qué no sabe tocar las castañuelas, que es la ilusión de mi vida. Cuando termine mis "estudios" flamencos, me apuntaré a clases de palillos y... de sevillanas si hace falta, para sacarle un poco de ventaja en algo.
El libro de Eugenio Chicano, me lo terminé en media hora y le dí tres vueltas. ¡Qué lista qué soy, caramba! Se trata de un catálogo de ilustraciones de homenaje a la copla y a sus figuras señeras. Cómo cada ilustración recoge unas letricas de los temas más famosos de cada una de las estrellas retratadas, el tema de aquéllas, le proporcionan al artista malagueño los motivos que completan el retrato. Me encantó que la primera cantante, Raquel Meller, fuera paisana mía, pero como soy tan corta, al principio, no entendía que hacía sobre su retrato una moneda de 25 céntimos.
El tercer libro, lo empecé enseguida y ya veré cuando lo termino, aunque interés no le falta. Se trata de "El Cartel maldito" de Manolo Bohórquez. Sólo por la reproducción que incluye, y en alta definición, de la famosísima fotografía del cuadro flamenco del Café del Burrero, ya merece la pena. En realidad yo lo compré por el CD que acompaña al libro con distintas versiones de la malagueña de El Canario, en las voces de los "clásicos" y una versión inédita y reciente de Arcángel -que a mí me resulta decepcionante. El primer capítulo tiene su "gracia", pues hace un recorrido por las biografías de todos aquellos artistas que se mencionan en el terrible cartel -además del malogrado Canario de Álora- que anunciaba el cuadro de artistas flamencos que actuaron y actuaban en esa sucursal de verano del Burrero, poco antes del asesinato del artista perote a las puertas de ese mismo café.
No he seguido mucho más allá, pues casi todos los artistas del maldito cartel aparecen en el libro de Fernando el de Triana, y me "mudé" de libro, ya que las anécdotas e historias del trianero son mucho más divertidas. No os perdáis las historias de las comadres "Concha la Carbonera" -que está en el cartel con letra más grande que el propio Canario, y su amigo/a -o lo que sea, como dice el autor-, "La Escribana". Cuando aprenda a tocar los palillos y a escribir bien, voy a empezar una novela sobre esta pareja de bailores/as.
Concha la Carbonera es la figura central -vestida de blanco- en la fotografía del Burrero, y tiene también más fotos en el libro de Fernando el de Triana, pero no he podido encontrar foto, ni dato, que me ayude a recomponer la imagen de mi entrañable Escribana.
Después de escuchar el CD, con todas las versiones de malagueñas del Canario o malagueñas "malagueñas", me quedo con la que no está en el disco. La malagueña de El Canario, del disco de Juaneque.
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