Ayer noche disfruté como una chiquilla.
No fui a un auditorio, ni a un teatro, ni a una sala pequeña o club, ni siquiera a un centro cultural. Me fui al... circo, al Circo Price.
Era la primera velada -de ocho- en la que se presentaba un nuevo espectáculo y producción del propio
Teatro Circo Price: "
La Lucha libre vuelve al Price : a partir de una idea original de Pere Pinyol"
No os voy a contar de que va el espectáculo, porque estando en él y con el mayor protagonismo,
Israel Galván luchando contra
las 3000, os podéis imaginar de que va: un verdadero circo flamenco.
Ese muchacho es un genio y lo que hace son "genialidades" aunque a veces le falte poco para traspasar la línea de lo ridículo; pero la respiración contenida, el silencio y la risa sofocada del público son muestra patente de que lo que hace tiene muchísimo interés y arte.
Los de las 3000 -
Caracafé,
Bobote,
El Eléctrico,
El Dientes y
El Turco"- se han demostrado estupendos actores además de enormes artistas flamencos: circo y flamenco del bueno.
El duelo de Israel Galván con el cantaor,
Cristian Guerrero, también muy entretenido, aunque "recibió" más el bailaor que el cantaor.
A esta segunda parte de Israel Galván le sobró un poco de tiempo y le falta -como le ocurrió al Redux- que lo pulan un poquito más; creo que será un espectáculo exitoso y exportable que no es la "vuelta de tuerca" que yo imaginaba antes de ir a verlo, sino la quintaesencia del estilo "Galván".
En la primera parte del espectáculo las "luchas" creativas y sexuales -no verdialeras"- estuvieron a cargo de fantásticos bailarines que yo no conocía pero que me dejaron impresionada de como se puede expresar el cuerpo de otras formas que no sea el baile flamenco:
Igor Yebra (clásico),
Sol Picó (contemporáneo),
Francesca Lissia y
Celso Pereira (acróbatas). Estos artistas escenificaron con su baile la "
guerra de los sexos" de forma maravillosa, artística y divertida, terminando la "lucha" en encuentro y abrazo -como debe ser.
El número del pianista -
Carles Santos- y el piano destrozado a martillazos -ocho veladas, ocho pianos destrozados- me sobró y me intranquilizó muchísimo, aunque al circo también se iba a sufrir y pasarlo mal, pero con los leones.
Y la presentación de
Pepin Tre... "¡¡¡chapeau!!!"
Si podéis, no os lo perdáis y así conocéis el Teatro Circo Price de Madrid, pues en él se va a celebrar este año el Festival Flamenco de CajaMadrid.
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"Es de bien nacidos / mostrarse agradecidos" y yo tengo que agradecerle a José María Velázquez-Gaztelu que me avisara de las veladas en el Circo Price que se avecinaban.